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Cómo dejar de ser un Paralítico Emocional: Stop al Bullying


Escribo porque se me revuelve el estómago al pensar que se hace muy poco, por no decir nada, ante situaciones de abuso, sean las que sean (entre los más pequeños, los adolescentes o los mayores y adultos).

Hay una parálisis emocional fruto de la escasez de educación emocional.

Has llegado hasta aquí. Gracias por acompañarme en las líneas que escribo.

Para entender de lo que ahora hablo quiero que sigas escuchando a Marta, la niña que lo puede contar, en primera persona, tras el acoso que sufrió en el colegio.

Haz click en la imagen para escuchar el audio


https://www.youtube.com/watch?v=HjUnRHmMkRk

La respuesta: la defensa y de nuevo el ataque. Y ella, Marta, acaba creyendo que la tratan como a un bebé… como si fuera una criatura a la que robarle la autoestima, así sin más.

Esto es sólo un ejemplo.

Este virus que se extiende nos alcanza a todos. Hay una sensación pululando sobre el mundo de la educación, en este caso, como de que “no ocurre nada”, mientras padres, madres, educadores y educadoras piden a gritos herramientas.

Y bajo mi visión, y por la experiencia en el sector, a los niños se les puede educar y a los mayores entrenar para que sean emocionalmente inteligentes. Siempre lo digo.

Esta es una de las claves de la metodología que he creado. El Método NSR para la Educación Emocional, que alcanza justamente tres pilares: Identificar, entrenar y rescatar.

Identificar Emociones.

Entrenar Habilidades.

Rescatar Valores.

Marta es capaz de contar lo que cuenta, gracias a que identifica sus emociones (vuelve a escuchar los audios, si es necesario y verás cómo lo hace) y a que sabe confiar en su entorno familiar porque se lo han enseñado (la confianza se aprende en los primeros años de vida, cuando somos más vulnerables). Un entorno familiar emocionalmente inteligente que sabe escuchar las respuestas que da Marta a sus preguntas.

Desde el “¿qué sientes? En lugar del ¿qué te pasa? Al ¿Cómo lo estás viviendo? En lugar de “no hagas caso” o “no le des importancia”.

Tristeza, impotencia, rabia, desesperación… todo lo que siente Marta, nos dice que necesita ayuda.

Y la pide. Porque creo que todos deberíamos saber que tras la tristeza hay una demanda de ayuda ante un sentimiento de pérdida (pérdida de la autoestima, por ejemplo), y que tras la rabia, hay un deseo que pasar a la acción ante la sensación de injusticia.

Para que Marta sea libre, fuerte y afronte lo que le pasa hoy, necesita entrenarse en autonomía; y lo necesita para que mañana, en su futuro, sea libre, fuerte y sepa decidir sobre sí misma. Necesita habilidades como la autonomía, la autoestima o la resiliencia.

El papel que juegan los Valores, tanto en la edad de Marta, como en los más pequeños y por supuesto en nosotros, es fundamental.

Si me sigues, sabrás que siempre digo que los valores son ese vehículo en el que nos subimos para llegar donde queremos ir:

Es necesario subirse al vehículo adecuado para acertar en el camino que nos ha de llevar a eso que deseamos conseguir (llámalo felicidad, éxito… llámalo como quieras) Para mí el final del camino, lo que queremos conseguir es el bienestar.

En Marta, serán los valores como la sinceridad, la fortaleza personal y la asertividad, los que refuercen su autonomía emocional.

Me explico algo mejor para que se entienda el papel que tiene la autonomía emocional en nuestra vida: ¿trabajas en el mundo de la empresa? Probablemente, en alguna ocasión os hayan contado “anécdotas” o curiosidades en el departamento de recursos humanos. A mí también.

Por ejemplo que un padre acompañe a su hijo de 30 años a una entrevista de trabajo e incluso que quiera entrar a la entrevista para contarle al entrevistador cómo es su hijo.

Y también recuerdo una ocasión en una conferencia sobre resiliencia, en ruegos y preguntas una señora se levantó para decirme con tono angustiado:""...Mira Nuria, te voy a contar. Yo estoy muy preocupada porque estamos viviendo una época fatal con esto de la crisis. Mi hijo tiene 27 años y tiene su carrera y todo: siempre le he ido diciendo lo que tenía que hacer, qué estudiar, dónde… siempre le he apoyado y estado con él. Incluso, le he acompañado a la biblioteca, y le he ayudado a hacer sus trabajos… siempre ahí, al pie del cañón. Pero ahora… con lo de la crisis, ya no sé qué decirle que haga..."

Fíjate: 27 años, bien formado y acostumbrado a que su madre le diga lo que tiene que hacer.

Pero esto no es nuevo: hay un estudio reconocido por la U.B que concluye que un 83% de los profesores afirman que alguna vez han sido los padres quienes les han hecho los deberes a sus hijos.

¿Sabéis que significa esto?

Autonomía cero.

Responsabilidad cero.

Compromiso cero.

Todo esto, tanto en pequeños como en mayores, certifica que hay que entrenar las habilidades.

Y desde bien pequeños.

Al final detrás del bullying, de la falta de autonomía, de la falta de comunicación en el mundo de la empresa, o la carencia del trabajo en equipo, hay una falta de optimismo realista que empuje de una vez por todas a padres, madres, profesionales sean educadores, profesorado, formadores profesionales, e incluso líderes de equipos o CEO´S en las empresas a pasar de la teoría a la práctica.

Tenemos herramientas. Tenemos pensamientos diferentes. Y hemos de tomar consciencia de que está en nuestras manos parte de la responsabilidad del futuro de los más pequeños, de la educación, y de las personas.

Es una responsabilidad y un deber tener esa consciencia para ayudar a los niños de hoy a alcanzar su bienestar el día de mañana.

Marta, lo ha podido contar. Otros niños y niñas desgraciadamente no.

Las personas de su entorno más cercano no son discapacitados emocionales y le supieron dar atención con intención, a ella, para que expresara lo que estaba viviendo. Y gracias a esto, se detuvo ese virus que os aseguro, no es imparable.

Se puede prevenir y evitar. Para ello, ese granito de arena que pueda aportar éste método (MétodoNSR para la Educación Emocional) está ya al servicio de la sociedad. A Marta y a sus padres, le sirvió. Ojalá Tomemos conciencia todos.

De corazón lo digo, lo pienso y lo creo.

Has llegado al final. ¿Ves? Sólo fue duro el comienzo, como todos los comienzos.

Nadie dijo que fuera fácil, pero hay que hacerlo sencillo.

¡Y se puede!

Gracias por ser valiente. Gracias por entender. Gracias por leer.

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