Educación Emocional para Familias
Hace poco tuve una conversación con un padre de dos niños. Me hablaba desde el corazón, con sinceridad y franqueza de lo que él pensaba que la educación emocional puede aportar a padres y madres…
Sus palabras me animan aún más a seguir adelante con lo que hago, con lo que explico, con lo que pienso y con lo que siento por la Educación Emocional.
¿Como padre, qué te gustaría saber para hacerlo mejor con tus hijos?
Me gustaría aprender a identificar sus estados de ánimo y saber cómo actuar en consecuencia: saber cómo acercarme, saber qué decirles, saber cómo decírselo…no comerles el coco, si no saber enseñarles qué es lo que sienten, para qué les sirve y qué pueden hacer con ello. A mí nadie me lo ha enseñado. Es una suerte contar con personas como tú que conocen atajos para conseguirlo y que nos enseñan a, como adultos, utilizar en nuestras familias, todas esas herramientas de la Educación Emocional.
¿Qué problemas crees que tiene un niño?
Yo creo que el 90% de los problemas de un niño vienen de un adulto. El niño NO tiene problemas. El niño quiere seguir las normas de casa, las reglas, porque es lo que viven desde pequeños, no conocen otra cosa… pero los propios padres nos alejamos de lo que les vamos enseñando. Somos nosotros los que nos alejamos de los hijos, por tiempo, cansancio, por el trabajo, por nuestra propia situación. Y entonces les creamos los problemas a ellos. Y ojo, que normalmente ven más los niños al adulto que el adulto a los niños. Se dan más cuenta de las cosas…Hay que entender el mundo de los niños.
¿Alguien te ha enseñado alguna vez cómo educar a tus hijos?
Aprendí cómo educar a mis hijos con la actitud que tenía mi madre conmigo, cuando yo era un adolescente. Claro que cuando te ves en el momento con tus propios hijos, sigues ese ejemplo. Luego son los profesores de tus hijos los que te van enseñando. Pero hay cosas que ellos tampoco saben enseñarte. Por ejemplo una vez uno de ellos me enseñó algo, creo que de forma inconsciente, pero a medias…
Mira, mi hijo pequeño siempre ha sido especial… si yo hablo poco, a su lado soy una cotorra…En una ocasión, en una reunión en el cole uno de sus profesores, me dijo, “...estoy alucinado. Lo ves en clase y parece que está mirando las musarañas, y al preguntarle si ha entendido, el niño, explica con pelos y señales lo que he explicado...”
Ahí aprendí a no dar por supuesto algo por una actitud o un comportamiento que tú ves. Pero no me enseñó a qué hacer, para no caer en ese error.
¿Qué crees que está en tu mano hacer?
Los niños escuchan y se comportan como adultos… porque es lo que ven, lo que aprenden… por eso tenemos que recordar siempre que son esas esponjas que todo lo absorben. Lo bueno y lo menos bueno. Por eso nosotros, los padres, tenemos la responsabilidad de aprender cómo educar en lo que les va a servir de verdad, para la vida. Queremos que todo les vaya bien y que sean felices. Y tenemos que saber cómo hacerlo. Hay que aprender…
Todo esto, como decía al principio, hace que cada paso que damos en la Educación Emocional, cobre más sentido: descubrir la importancia de la comunicación positiva, saber qué es el equipo en la familia, qué es la responsabilidad en los niños y cómo enseñar la confianza son ejemplos de lo que se consigue con ella.
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